Es un material muy apreciado por los escultores, por sus propiedades físicas y buenos resultados. Hay muchos tipos de madera y según sus cualidades puede dejarse la escultura en su color natural o por el contrario pintarse en un policromado adecuado a cada textura. Las maderas llamadas nobles se dejan en su color natural. Son el nogal, roble, haya, cedro, caoba y otras. La madera se corta al menos cinco años antes de ejecutar la obra, en la estación de invierno cuando la savia está en las raíces y de esta manera se consigue que esté bien seca y sin dar lugar a descomposición de la materia.
Los árboles presentan unos troncos con diámetros más o menos limitados y eso obliga a veces a que se hagan piezas diferentes y apropiadas para llevar a cabo la obra. Los trozos se unen con espigas y se pegan a veces con una cola especial. Si la escultura tiene un acabado de policromía, las juntas pueden disimularse menos, ya que la pintura tapará el material de relleno, de lo contrario hay que hacer una labor de verdadero artista. A veces las esculturas de madera se aligeran haciendo hueco su interior.
Cabeza de dragón tradicional.
Policromía
Se llama policromía al arte de pintar o decorar con colores ciertas partes de los edificios, estatuas, Bajorrelieves, etc.
Policromía: Edad Antigua
En la antigüedad, los asirios y caldeos pintaron de brillantes colores sus estatuas y aparte de esto decoraban las paredes de sus edificios sea con azulejos, sea con pinturas murales de color vivo cuyo perfil quedaba dibujado por una raya gruesa negra o de color. Los egipcios cubrieron de pinturas jeroglíficas sus templos y palacios.
Los griegos fueron asimismo maestros en policromar sus monumentos y lo mismo puede decirse de los antiguos mexicanos.
Los descubrimientos hechos durante el siglo XIX han permitido cerciorarse de que los helenos cubrían con un sólido estuco, generalmente rojo, las gradinatas y el suelo de sus templos. Los capiteles y arquitrabes recibían un tono carmín; las cornisas eran azules, realzadas con adornos rojos, pardos, amarillos y verdes; el tímpano era azul; los canales, tejas, acroteras, antefijas y todos los barros cocidos ofrecían brillantes colores, hábilmente armonizados. Los edificios civiles o profanos estaban decorados también con pinturas murales.
Reproducción de policromía sobre el frontón de Egina (s. V a. C.)
Época romántica
En el estilo románico y después en el gótico fue costumbre decorar con pinturas de tonos vivos y simples las capillas y estatuas generalmente sobre fondo rojo o azul. A veces, se pintaban de azul, con estrellas, las bóvedas a cuyos efectos policrómicos contribuían por su parte las vidrieras de colores y dorados.
Estatuas con policromía en Santa María de Piasca (Cantabria, España).
Renacimiento
En el Renacimiento, se emplearon toda suerte de mármoles de colores, mosaicos y frescos, haciendo lo mismo la arquitectura contemporánea.
Zonas doradas en San Sebastián.
Manuel Chourio Sección 2 EES.
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